jueves, 1 de octubre de 2015

Portal a Tuya "Un pantano de ideas"


                                 ¡Hola gente linda! ¿Cómo les va?
            Los últimos días un sinfín de ocupaciones me han mantenido alejada del portal. Les cuento que la semana pasada, precisamente el miércoles, llegaron a Tuya, Jesusa Pardo con sus cinco nietas: las mellizas de dos años (Ami y Laura), Ámbar de cuatro, Leoní de seis y Agostina de nueve; viajaron en el auto con el abogado de Loly (Graziano). En el camión de Raúl vinieron Idalia Sosa con sus tres hijas: Marlene de un año, Nathalie de seis y Sofía de ocho. Se pueden imaginar el impacto que causó este nombre en la tía Loly, porque así se llamaba la hija que perdió. Las ocho criaturas ¡son preciosas!, parecen esas nenas que salen en las revistas costosas y paquetas; traían ropita estropeada pero estaban impecables. Todo el pueblo se había congregado para recibirlas; hubo tortas, chocolate, música y globos.
            Ya están instaladas en la casa de la loma, a la que ellas bautizaron “La Milagrosa”. ¡Están muy felices! Las observo y me hace bien verlas tan contentas, aunque nada de todo lo que tienen ahora, les va a compensar lo que perdieron humanamente.
            Los placares de las nenas revientan de ropa; recibieron muchísimos regalos de indumentaria de excelente calidad, pilas de libros de cuentos y juguetes. Ya tienen varios amiguitos. ¿Se imaginan?, entre el médico (Selvio) que tiene seis hijos y los siete hijos de “Condorito” Reel y Pepa Duarte suman trece chicos. Selvio se portó como para que le ponga un más diez, porque se ocupó de revisar la salud y las vacunas de todas las nenas y también de Jesusa y de Idalia; la primera tiene alto el ácido úrico y la segunda el colesterol.
            Las nenas tienen un montón de abuelos postizos; Frida Puelza las llevó al hogar a tomar el té con masas, obvio que fuimos muchas personas más. Los abuelos no podían con la emoción que les despertó el caso y las nenas en sí. Repito: ¡son bellísimas!, parecen muñecas.
            ¿Se acuerdan de Rosita Aubrum, mi prima que vive en Buenos Aires? Ya les conté que ella no puede tener hijos. Se hizo un viaje a Tuya con su marido Hernán y trajeron una camioneta cargada de juegos infantiles para las nenas: tobogán, calesita, sube y baja y varias cosas más. La nombramos madrina de “La Milagrosa”, sé que a ella le va a hacer mucho bien, así como a las personas que viven en esa casa. Hernán está enloquecido con las nenas, percibo que le duele la imposibilidad de ser padre. Por ahí quizás alguien opine: “y… ¿por qué no adoptan?” No es sencillo, no solamente por los trámites, sino porque además hay que estar muy preparados para criar a un niño concebido por otros padres. Uno siempre se busca en el hijo propio y éste, en algún momento tratará de hallarse o verse reflejado en sus padres, digo, es un ejemplo chiquito. Hay que tener claras y asumidas muchas cuestiones antes de decidir adoptar; un niño no es un paquete, es un ser humano que no se debe comprar ni con dinero ni con influencias y tampoco adoptarlo por el hecho de escuchar que les digan mamá o papá. Para adoptar un hijo, hay que hacerlo con el corazón y la verdad. Si nos imaginamos a un niño adoptado que desconoce su origen porque se lo ocultaron, entonces, como dice Selvio: “esos padres incurrieron en la negación de una parte de su ser, que le pertenece de forma inalienable”. Un día cualquiera, ese chico se observa en el espejo y se da cuenta que si en algo se parece a los padres que considera propios, es solamente en los gestos adquiridos; algo en su interior comienza a bullir y a quitarle la paz. Hay cosas que genéticamente se transmiten de padres a hijos, cosas intangibles como la risa, los gustos, las miradas y muchas cuestiones más. Nunca voy a poder entender a aquellas personas que le venden gato por liebre, a un ser que dicen amar. Ser madre o padre es una cuestión de actitud, más que de óvulos y espermatozoides.
            En un momento en que me quedé a solas con Rosita, me dijo que de haber sabido sobre las nietas de Jesusa, hubiese hablado con ella para proponerle criar a una. Me quedé de una pieza y le pregunté: “Si hubieses podido, ¿a todas, no?”. “¡Nooooo!”, me soltó casi espantada, “¿qué hago con cinco nenas?”. “¡Y la abuela!”, le agregué sarcástica. Le di un buen sermón a mi prima porque no se le ocurrió pensar en el acto egoísta de separar a esas hermanitas entre sí y de su abuela; ¡pobre Jesusa!, ellas son lo único que tiene. “¡No es justo!”, rezongó Rosita, “¡Dios le da pan a quien no tiene dientes!”. La miré pudiendo comprenderla a pesar de lo que había dicho y le contesté que Dios suele poner en nuestras mochilas, aquello que necesitamos para trabajar nuestra alma y nuestra conciencia; a veces las cosas que no tenemos son las que nos ayudan a hacer ese trabajo. Sé que mi prima sería una madre fabulosa, pero noto que le falta mucho crecimiento interior y encontrarse primero a ella misma, para tener la fuerza de ocuparse de otro que, tratándose de un niño, trae un bagaje complejo y desconocido del cual, debemos ir quitando con amor todas las capas superfluas hasta encontrar al verdadero ser. ¡Ya me fui por las ramas!
            El día que llegaron las nenas, Tamara y Pilar (las amigas de Marianita) y la misma Marianita, se disfrazaron de payasos e hicieron títeres. ¡Toda una fiesta para las pequeñas y los demás chicos de Tuya!
            Florencia ayuda en el aseo de las nenas y les narra infinidad de cuentos. Ringo Walter consiguió bicis nuevas para las más grandes y triciclos para las más chiquitas.
            Para cerrar este tema, diré que estoy feliz de que la buena acción que tuvo Graziano, pudo enlazarse con la disponibilidad material y humana que todos podemos dispensar en Tuya, a esas mujeres y niñas.
            El viernes a la mañana llegaron Lucrecia Boris, su hijo Taty y la pareja de éste, Facundo. Raúl me decía que Facundo le parecía poco espabilado para “manejar” semejante “camión”, tal le pareció la hermosa Taty. Mi picardía me hizo guardar silencio respecto a la verdadera condición sexual del hijo de Lucrecia. Mi marido tardó varias horas en saberlo y cuando se enteró se atragantó con el bife de chorizo que estaba comiendo; fue en el momento en que Taty dijo que para fin de año se operaba. Él preguntó de qué, el-ella le contó y Raúl casi se infarta. No habló más, aunque no pudo dejar de mirar a Taty el resto del almuerzo. Cuando Raúl y yo quedamos a solas, me soltó como si fuese un sapo que le salía de la garganta: “¡Es puto!”. “Y eso, ¿qué?”, le pregunté mientras lo miraba ceñuda. “¡Es que yo no puedo aceptar el cambio del mundo, Fianza, todo va muy rápido para mí!”, me confesó confundido y angustiado. Le dije que lo entendía, que hay mucha gente que no puede asimilar nuevas formas de encarar la vida, las nuevas integraciones de pareja, etc., pero que me parecía que por su propio bien debía flexibilizarse, porque si seguía con esos conceptos rígidos se le iba a quebrar el ánimo por la vida (eso se lo escuché decir a Astrea, cuando hablaba con Loly). Al final, mi cachondo es un divino y aflojó bastante, incluso hasta bailó con Taty en la reunión del club; eso sí, transpiró como un condenado.
            Lucrecia consiguió una casita que está un poco más allá de donde vive Astrea Maier; ellas se conocieron en el mercado y parece que sus almas tienen mucho en común, creo que van a ser muy buenas amigas. Después de la compra, a Lucre le quedó dinero y le alcanzó para comprarse un Fiat Palio usado, en perfecto estado; Ringo Walter le hizo de puente con el vendedor.
            Otro que se quiere venir para Tuya y que ya le ha echado el ojo a Lucrecia, es Graziano; ella también anduvo embobada con él y en el club bailaron toda la noche; es más, se volvieron a Buenos Aires todos juntos. Acá no tenemos abogado, así que si quiere venir estará entre amigos; además, si hace pareja con Lucrecia, en la casa de ella hay lugar de sobra para los cuatro, porque Taty y su amor se instalarán en Tuya.
            ¿Se acuerdan de Nemesio Cárdenas? Él hace treinta años que anda de novio con Mariquita Oyarán; a veces está eufórico y otras, se deprime mal. El sábado por la noche en el baile, Nemesio estuvo ¡pum! para arriba con su ánimo y se bailó todo. Mariquita tuvo un berrinche en el que intercedí porque estaba re-celosa de Idalia Sosa. Sucede que esta mujer a pesar de sus tres embarazos, tiene muchísima belleza física y además es muy dulce. Pero no pasó nada, no existió ni el mínimo atisbo de provocación de parte de ella hacia Nemesio, ni éste le dispensó más atención que la necesaria. El tema es que Mariquita está re-contra frustrada con un noviazgo que apunta a ser eterno. Entre los dos les regalaron a las nenas, pilas de zapatillas y zapatitos. Un más diez para ambos.
            El padre Américo no se perdió nada; es muy jovial y buena onda, así que estuvo compartiendo todo con todos y bailó hasta quedarse rengo. Está encantado con las nenas y habla mucho con Jesusa.
            ¡Les cuento!... Vino una prima de Ringo Walter de Bahía Blanca, se llama Serena Maus, tiene 22 años y es maestra. Se puso de novia con Gonzalito, ¡ese chico está en el aire!, ¡totalmente idiotizado! Serena es una modelito, morocha, ojos azules, alta, espigada, se ríe y yo no puedo evitar sonreír porque tiene magia en esos labios.
            Parece que Álvaro Contreras, mi amigo el policía, quedó encandilado con Idalia Sosa, pero ella tiene mucha pena para aceptar un nuevo amor. Pienso que es mejor así, al corazón hay que darle tiempo a sanar, para que pueda andar liviano; si entre ellos tiene que haber algo, lo habrá, tiempo al tiempo.
            Les cuento que aunque parezca mentira, comencé a leer ese librito que me prestó Astrea, que se llama “Muchas vidas, muchos maestros” y estoy conmocionada porque se refiere a personas que aparentemente han vivido en otros cuerpos y otras épocas, obvio. La verdad, a veces me da por llorar; pienso, no sé, o yo estoy en medio de gente que se chifla y dice y escribe boludeces o estuve dormida como una marmota y no me enteré de qué se trata el mundo y la vida. Si es cierto que uno vive muchas veces, ojalá esté la opción a elegir, así yo pediría casarme otra vez con Raúl, tener los hijos que tengo y ser parte de este maravilloso Tuya. Por otro lado, razono: Uno va por la vida, se manda mil macanas y cuando se muere, o va al cielo o al infierno según el comportamiento (esa es la teoría que me aprendí de chica). En cambio, esta idea de volver a vivir hasta aprender a ser bueno, me parece muy trabajosa y requiere más responsabilidad, porque todo lo que se hace mal hay que volverlo a hacer bien en otra vida. ¿Y yo qué hago ahora con todos los despelotes que me mandé? Hablé un poco del tema con la tía Loly y me dijo que la “reencarnación” (así se dice) existe.
            Ahora que menciono a Loly, les comento que fue a hablar con Terry (el ermitaño) y se han hecho muy amigos. El otro día lo invitó a tomar mate a casa, pero a él se ve que le daba un poco de “asquito” la bombilla, eso de andar chupando colectivamente de un cilindro de metal no le va; tomo té.
            Me hago la gallina distraída pero me parece que algo se está gestando entre esos dos. ¡Se miran de una manera! Terry es un hombre muy tierno y muy culto. La tía me contó muchas cosas sobre él, luego que yo le dije lo que había averiguado por mi cuenta. Todavía me parece de película que puedan existir esas cosas que me dicen; me pregunto cómo pude vivir en la idea de un mundo tan simple y diferente al que ellos se refieren.
            Terry es o fue, un científico que huyó porque no quiso hacer algo que era malo para la humanidad. Su mujer murió en un extraño accidente de tránsito, luego de que él se negara a trabajar para el gobierno. Para extorsionarlo, la policía especial les dijo que tenían secuestrada a su única hija, Mía, de 26 años. Él le contó a Loly que escapó y se refugió primero en Chile y después en Tuya, porque sabe que lo de su hija secuestrada es mentira y también tiene claro que ella no regresará jamás, porque fue “abducida” (creo que se dice así) por los extraterrestres “grises”; sostiene que eso pasó frente a sus ojos. Me acordé de la película que vimos con Marianita y nos llenó de pánico a pesar de que la tomamos meramente como ficción, ahora no sé qué pensar. A Terry ni le creo ni dejo de creerle. Tengo una ensalada bárbara en la cabeza. Loly me dijo que cuando yo pueda digerir todos los datos que estoy recibiendo, ella me contará muchas cosas que me van a sorprender.
            La tía Loly, Terry, Astrea y Lucrecia, van a  reunirse dos veces a la semana a hablar de esas cosas que a ellos les apasiona.
            Raúl dice que basta un chiflado para enloquecer al resto, pero aunque a mí me cueste entender ese nuevo mundo que me pintan, se me ocurre que algo debe haber de cierto en todo eso, eso sí, no sé hasta qué punto.
            Pasando a otra cosa, el edificio de cooperativas ya tiene su estructura edificada hasta los dinteles, en poco tiempo más tendremos un centro comercial modelo, sin lujos pero integrador y con un ambiente de negociantes honestos y transparentes en todo.
            ¡La frutilla del postre! Dudé un poco en contárselos hasta no tener claras las cosas, pero la idea no es decir lo que me parece, sino compartir las máximas experiencias posibles, así que decidí soltarlo. Anoche, mientras todos dormíamos (serían más o menos las dos de la mañana), me levanté a tomar un vaso de agua y pude oír un silbido muy agudo y luego un rechinar de metales (eso me pareció). No vi nada de nada por las ventanas. Esta mañana cuando salí al porche, me encontré con un perrito que es una miniatura, temblando de frío. Parece un chihuahua, pero lo raro son los ojitos similares a los de los gatos y además, tiene un defecto en las cuatro patitas porque le faltan dos deditos en cada una. Me llama la atención porque en Tuya nadie tiene perros chiquitos y además nunca se nos ocurriría abandonar a un animalito; por otro lado no escuché ningún auto y para llegar al pueblo hay que andar mucho trecho porque estamos entre las sierras. No sé qué hacer. ¡Lógico que lo alimenté y le puse una cajita con frazaditas, pero no quiero encariñarme sin saber de dónde viene! Después de las horribles sospechas que me surgieron con el tema de Mordelo (influenciada por la hipótesis de Terry), no quiero arriesgarme y ser parte involuntaria de un plan perverso, por el solo hecho de tener la capacidad de amar y de cuidar a un animalito, que bien pudo haber sido deliberadamente abandonado.
            Marianita y sus amigas se pusieron a ver una película en casa; de pasada, yo miraba las imágenes en la pantalla del televisor y cuando la curiosidad me picó lo suficiente, ya estaba finalizando. Les pregunté qué tema trataba el film y Tamara me contestó que era sobre “Los juegos del hambre”; agregó que ella había leído el libro y le parecía más completo que la película. Me quedé pensando: ¿qué cosa tan tremenda es eso que haya juegos del hambre?, ¡suena horrible! Cuando las chicas se fueron, me acerqué a Marianita para que me explicase más; ella me dijo: “¡Mirá la peli, má, te va a despertar un poco!”. ¡La vi! Después salí a caminar por el pueblo, necesité ver la cara de mis vecinos y amigos, tocar los árboles, sentir el sol, la paz, la alegría y la libertad. Amé Tuya con más intensidad que nunca. No concibo la idea de vivir bajo las reglas espantosas que proyecta esa película. Me pregunto si algo así podría suceder realmente.
            En Tuya no hay escasez de cosas, incluso tenemos una oleaginosa y un molino harinero, pero sé que en los pueblos cercanos faltan alimentos: azúcar, harina, aceite, etc. Loly dice que está hecho a propósito para psicopatear a la gente y que entren a bajonearse de a poco. “¿Para qué?”, le pregunté y ella me dijo que considera que hay tal perversidad en los poderes, que dentro de la finalidad de un plan escogido mundialmente, cada gobernante puede jugar con su pueblo en formas caprichosas y diferentes. ¡Me resulta imposible aceptar la creencia de una cosa así! Sin embargo, poco a poco voy descubriendo que Loly sabe un montón de cosas cuyo asidero es respetable.
            Bueno, amigos, los dejo. ¿Qué sería de mí, sin Tuya, sin la gente que me rodea y sin ustedes? ¡Agradezco a la vida por todo esto!
            Les dejo un abrazo virtual, toda la luz de mi alma y el calor de mi corazón.
            ¡Hasta pronto!

            Fianza Menditelli


            PD: Estoy por salir hacia lo de Rogelio Bequer (el veterinario), voy a llevar al perrito que apareció en la puerta de casa; lo bañé y lo perfumé. Le armé un saquito con un trozo de manta polar porque no tiene casi pelo y tiembla de frío. ¡Voy en la camioneta! ¡Sí, señor, aprendí a manejar! Bueno, mucho mucho no sé, pero ya no hago papelones como al principio. En segunda y a paso de hombre, puedo saludar a todos con la mano y de paso quiero que me vean para que sepan que no soy tarada y pude aprender. Los quiero llevar, porque algunos van con chicos o cargados con bolsas, pero nadie acepta, me dicen: “¡No Fiancita, gracias! ¡Vamos acá nomás, gracias, gracias!”. ¿Qué acá nomás? ¡Si yo sé que viven por la otra punta del pueblo! ¿Tendrán miedo de que me choque algo?

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