sábado, 17 de octubre de 2015

Portal a Tuya "Tuyanos enamorados"


         ¡Hola gente! ¿Cómo les va?
       Comienzo contándoles que anoche estuvimos de casamiento; ya les había anticipado que tras treinta años de noviazgo, el dueño de la zapatería de Tuya, Nemesio Cárdenas (de 69 años), se casaba con Mariquita Oyarán que es apenas menor que él. Se los vio hermosos, no solo porque estaban impecables, sino porque la luz del amor reventaba por sus poros y les salía por sus ojos. En realidad, con esto de la cuarta edad la gente puede hacer muchas más cosas en su vida, que antes ni se pensaban por ya creerse viejos. Lo peor es que muchas veces las personas, a pesar de su edad se sienten jóvenes por dentro, porque tienen un espíritu y unas ganas de vivir de la gran siete, pero se topan con la mezquindad ajena que les dice que son “viejos”. ¡Ojo!, me incluyo. ¡Noto que he pecado de tantas cosas que tengo que corregir!…
         La fiesta de casamiento estuvo fabulosa, ¿saben por qué?... ¡Nos renovó el corazón a todos! Los esposos estuvieron tiernos con sus esposas y viceversa. Pensaba y recordaba cuando me casé con mi amor precioso, al que sigo amando como el primer día. Seguro que mi hija Florencia y Ringo Walter se hacían la idea de que en poco tiempo ellos también serán esposos. Condorito Reel se bailó todo, re-enamorado de su Pepa Duarte, a pesar de seis de los siete muchachitos revoloteándoles alrededor, pues Julián, el de 15 años, andaba arrastrándole el ala a una sobrina de Mariquita que vino desde Pehuajó (como la tortuga Manuelita); esta piba que tiene 13 años, parecía de dieciocho y no era lerda; no le estoy sacando el cuero, lo comento porque soy medio anticuada y me impresiona lo rápido que se queman etapas en la actualidad. Tal vez el mundo esté bien y yo no encajo, ¡qué sé yo!
         Mi camionero súper “star” y yo bailamos salsa, cumbia y boleros; ahí ya quedamos al horno con papas o a punto caramelo, como más les guste. Cuando fuimos a casa, no nos acostamos enseguida en la habitación, nos fuimos a la cabina del camión y mi hombre puso música de Papetti, luego prendió la calefacción y nos dedicamos a hacernos el amor, para la guerra están los otros. A veces me pregunto si mi corazón (ya sé que es un músculo, no soy tan bruta) tendrá límites para amar, algo así como una alambrada de púas que en cierto momento se aparece enfrente como diciendo: “Hasta acá llegás, si pretendés seguir te corto en pedacitos”. Siento que mi amor por Raúl crece cada día más o se profundiza, no sé, pero es maravilloso. Con él me siento mujer, amada, protegida, mimada, es mi amante y mi compañero.
         En mi caso, las cosas del matrimonio me salieron bien, por eso creo en él y a las fiestas como las de anoche les doy un sentido especial. Sé que hay veces en que casarse es una lotería y pueden aparecer lobos que tenían piel de cordero, ya sean hombres o mujeres; en esos casos lo más sano es entender por qué se tuvo esa historia y liberarse de la culpa que pretende sembrar el fracaso. Todos somos aprendices de tejedores y como en cada cosa que se confecciona, vamos de a un punto por vez, ¿o no?
         El que me parece que se va a tener que casar apurado con su novia si sigue así es Gonzalito; con Serena están muy enamorados pero ese no es el problema, lo que me alarma es que cuando ella llega de Bahía Blanca, Gonzalito no duerme en casa sino en lo de Ringo.
         Ayer por la mañana fuimos con Loly a lo de Astrea Maier porque tiene un vivero hermoso y se ofreció a colaborar donando flores para decorar el salón, incluso nos ayudó a ponerle lazos de raso a los arreglos que hicimos para la iglesia. Astrea le pidió permiso a cada planta antes de sacarle las flores y después le agradeció; no sé, cuando regresaba con Loly me daba la sensación de haber cometido un crimen ayudando a cortar tantas flores. Se me está dando vuelta la cabeza, espero no pasarme de la raya y que sea para bien mío y de todos.
         Astrea, siempre tan amable, nos convidó con jugo de manzana, zanahoria y remolacha; primero me negué a tomarlo, pero después pensé en todos los que no tienen comida ni agua y me vi como una soberbia estúpida y me lo mandé de un saque para no sentirle el gusto. Lo extraño es que me gustó tanto que ahora lo preparo en casa. Pienso que me gustaría ser amiga de Astrea y aprender un montón de cosas que ella sabe y son chino básico para mí; pero soy consciente que digo malas palabras, soy bastante bruta, cerrada a un mundo que parece ser el que no veo; en fin, ¡ella es tan linda persona que desentono! Astrea es muy feliz con Ummi, el perrito raro que encontré en el porche y que hace cosas que me dejan desconcertada, parece que supiese ordenar todo donde va. La dueña le pone delante diversos objetos y él los lleva al sitio donde se guardan habitualmente.
         Dice Astrea (bah, le comentó a Terry en el casamiento) que le están desapareciendo animales y eso es raro; Tuya es un sitio encerrado por cerros como un laberinto y se nota si viene alguien, y los de aquí seríamos incapaces de tocar la propiedad ajena sin permiso.
         Ahora que menciono a Terry, les cuento que me parece que me va a robar a la tía Loly, nomás. Pasan mucho tiempo juntos y ambos han rejuvenecido un montón. Me parece mentira cómo ha cambiado Loly desde que la traje a casa; en ese lugar en que se había confinado, se estaba degradando y secando emocional y creativamente.
         Vinieron de visita los hijos de Gema Trum por una semana y trajeron regalos de Brasil para todos. Andrés y Bertoldo han hecho carrera como enfermeros y tienen maravillosas familias que supieron formar. Estuvieron conformes con que su madre esté viéndose con Florio Guzmán; tenían la idea de llevársela pero ella está muy enamorada y no quiere moverse de acá.
         El que dio la nota fue el padre Américo, él no toma alcohol casi nunca pero le encantan las tortas borrachas y la ensalada de frutas con sidra y le dio fuerte a las dos cosas, así que estaba jodón y dicharachero y varias veces se zafó en grande. ¡No pasa nada! Es un ser humano con una carga impresionante sobre los hombros; imagino que es como pasar un montón de años estudiando para ser profesor y un día descubrir no que las escuelas no existen, sino que lo que ya no existe es la materia para la que se estudió.
         Lucrecia Boris está preciosa, el amor le sienta bien; ella y Graciano (el abogado) se aman de una forma hermosa. Los dos son muy humanos y siempre colaboran y miman a las nenas de “La Milagrosa”.
         Mi prima Rosita Aubrum viene seguido, parece que se dio cuenta que en las cosas simples está la felicidad; incluso está aprendiendo mucho para mejorar como persona. Me pidió disculpas por aquel día que me llevó de prepo y sin decirme qué era, a aquel sex shop. Dijo que en un primer momento me vio como a una mojigata anticuada, pero que más tarde sintió vergüenza y lloró a solas porque se vio a sí misma como una soberbia pelotuda. La quiero, es mi prima y todo estará más que bien; igual soy despistada y me olvido rápido de las cosas que me duelen.
         Frida Puelza, la mujer que atiende el hogar de abuelos, se está viendo con un hombre que vive en otro pueblo, suele vestir de gaucho y maneja una cuatro por cuatro. Loly, Astrea, Lucrecia y Terry no lo quieren porque dicen que anda en negocios con ese tal Monsanto, que hace cosas genéticas con animales y semillas; no sé, a mí me pareció de una estampa bárbara, muy sensual y caballeroso. Puelza tiene 59 años y Tuilio (así se llama) 64.
         Jesusa, la abuela de las nenas sin mamá, cocina que es una maravilla, cada vez que voy a verla me convida torta casera. Con Idalia Sosa (la mamá de las otras nenas) se llevan muy bien y son re-positivas. Idalia me estuvo contando muchas cosas de la villa que me dejaron helada; una piensa que ahí dentro vive solamente gente que está en la “pesada” (droga, etc.) pero no, parece que también hay gente decente que no tiene otro lugar para ir. Por ejemplo, Idalia es amiga de un matrimonio que tiene una hijita; el hombre es visitador de ópticas, pero vive en la villa porque no puede pagar un alquiler ni hacerse de otra casa; y a la que tiene allí, que es muy humilde, le hizo el baño de hormigón para meterse en él con su familia cuando empiezan las balaceras que no respetan la vida de nadie. ¡Cada vez quiero más a Tuya!
         Bueno, hoy estamos todos un poco cansados por la festichola y los excesos de anoche, así que me despido de ustedes con un abrazo virtual y cariñoso.

         Fianza Menditelli


         PD: ¿Se acuerdan de Rogelio Bequer, el veterinario? Parece que fue a pescar y algo le sucedió que no quiere contar o no sabe o no puede, la cuestión es que hay varios rumores, pero a falta de asidero no se los puedo transmitir; si es como dicen, hay algo que tendré que ir aceptando de a poco, porque no solo está lo que dice Terry sino lo que se rumorea de Rogelio, a pesar de que es un escéptico y también aséptico hincha bolas. Ya les contaré cuando tenga certezas.
  

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