lunes, 26 de octubre de 2015

Cuento "Llaman a la puerta"


            La lluvia arrecia horadando la tierra y corre a la vera del camino con rapidez; fluye saltarina entre matas de helechos y piedras que se cruzan cuesta abajo, a quienes deja su tinte ferroso como si fuesen estelas de sangre. El viento aúlla rabioso y zamarrea las copas de los árboles del monte. Observo a través de la ventana; me reconforta estar seco y al abrigo del fuego que crepita en la cocina a leña, sabiendo que ahora las cosas van a ser diferentes.
            El gato duerme enroscado sobre la alfombra de arpilleras, que mi madre bordó con lanas de colores y en punto cruz, cuando yo era chico.
            De vez en cuando un relámpago ilumina todo y veo a un centenar de metros, el viejo aserradero abandonado. Me gusta que estén aún las precarias construcciones de madera, aquellas que en un tiempo fueron el barrio de los obreros del maderaje y el aserradero en sí.
            Yo solía jugar con los demás hijos de los hacheros, por eso, lo que queda en pie me trae gratos recuerdos de cierta época de mi infancia. ¡Qué sé yo!... A esa edad (entre los siete y diez años) veía el mundo color de cielo, verde esperanza de la vegetación exuberante que nos abrazaba en sus latidos, en el rojo de la tierra misionera. Nos acompañaba el canto de los pájaros que nos sobrevolaban y en otras estaciones, la “metálica del rock” venía con las cigarras y su griterío de locos en lo alto de la arboleda.
            Me acuerdo de los veranos y de las siestas obligadas, con el calor del sol tostando los retazos de tierra, donde sus montes habían sido talados.
            Creo que toda la alegría y la magia se me acabó de golpe aquella mañana cuando internaron a papá; lo había picado una yarará. No regresó a casa. Falleció en el hospital. El antídoto le llegó tarde.
            Los días que siguieron a su entierro me parecieron vacíos, andaba medio atolondrado. Al principio, las mujeres de los hacheros nos ayudaron; traían comida y alguna ropa. Los chicos me llamaban para jugar, intentando desterrar la pena que se me había instalado en el alma y en la mirada. Como fuese, la vida continuaba; con mamá debíamos seguir andando.
            Yo pescaba en el río y juntaba leñitas para encender fuego y cocinar en fritanga, los pescados que compartía con mi madre. Ella se iba al monte y tardaba horas en regresar; a veces volvía con el cabello revuelto y la ropa desordenada. Me veía con una luz temblorosa en la mirada que me hacía sentir solo, confundido… Las mujeres de los hacheros ya no la trataban y apenas si me saludaban. Los chicos seguían igual conmigo, pero había momentos en que me percataba, que algo secreteaban entre ellos.
            Cuando cumplí once años, justo ese día amaneció soleado y llenaba nuestra misérrima casucha, el canto armonioso y variado de las aves; me levanté sin prisa, miré hacia afuera por la ventana y pude ver a una vecina que me hacía señas con su mano, llamándome: 
          "¡Vení, Juancito, tengo que decirte algo!...". Salí descalzo, con el pelo revuelto, pantalón a media pierna y la remera estirada. "¡Tu mamá se fue de madrugada!", dijo.



            La miré espantado. ¿Qué me estaba diciendo? ¡No entendía nada! Di media vuelta para regresar adentro a toda carrera, pero ella me retuvo en el lugar aferrándome un brazo. La miré ceñudo. No le importó. Apretó más fuerte, me miró fijo a los ojos y me soltó pausado como para que entendiese:
         "¡Tu mamá se escapó con uno de los del obraje! Él no quiere chicos, ya tiene tres y es casado. Dejó a su familia abandonada, así que ésta se irá en unas horas para el pueblo. Tu madre era mucha flor para este chiquero, lo entiendo, estaba harta de la miseria y de las mujeres de estos lados; lo que nunca le voy a perdonar es que te haya dejado abandonado. Me pidió que te cuidara así que traé tus cosas y venite a casa."
            La miré con el rostro desencajado: ¿Qué monstruo invisible podía tener las manos tan grandes, como para destruir en una noche mi rutina de chico pobre, dejándome sin mi madre que me acompañaba? ¡Sentí que ya no tenía nada! ¡Estaba solo, abandonado, triste y desconcertado!...
            Ramira (tal el nombre de la buena mujer que me acogió en su hogar) se apiadó de mi tristeza y me abrazó, secando mis lágrimas a la par que sorbía las propias, para darme el consuelo de sus palabras.
            Esa mañana nefasta, sentí que no había nadie muerto en aquel funeral y sin embargo, la doliente procesión surcó camino a través de mi mente y de mi corazón.
            A los catorce años entré a trabajar en el aserradero. Cuando comencé mi jornada laboral un nuevo peón ayudaba en la talada. El tipo no dejaba de mirarme, no podía saber si me odiaba o simplemente me estudiaba. Su rostro me parecía vagamente familiar; no obstante, su larga y tupida barba más sus crecidos cabellos, hacían imposible definir bien sus facciones. Solamente sus ojos me recordaban a alguien, sin acertar a quién.
            Un día, Ramira se atrevió y me confesó que aquel hombre en cuestión, era el mismo que se había llevado a mi madre. Fui corriendo hasta el obraje, quería hablar con él, preguntarle por ella; necesitaba imperiosamente saber dónde estaba y poder hallarla. Me dijeron que el peón se había marchado de improviso en medio de la noche. Lloré mi impotencia en brazos de mi segunda madre. Ella salió a buscar datos entre las mujeres chismosas y alborotadas. Al cabo de un rato volvió diciéndome que el sujeto aquel, no había dejado ningún rastro tras de sí.
            Los años pasaron… Ramira falleció un día domingo… El obraje ya se había cerrado y los trabajadores y sus familias se habían marchado con el mismo patrón, buscando nuevos montes para hachar. Permanecí aquí porque algo me decía que no me fuera. Deseaba con el alma que mi madre regresara. Pude entenderla y la quería como siempre o mucho más.
            Hace unas horas alguien golpeó rudamente mi puerta; me encaminé a abrir pensando que era imposible que una persona se arriesgara por estos lugares apartados, en una noche tempestiva como ésta. Ante mí pude ver una bolsa de nylon anudada y huellas frescas de pisadas humanas en el barro chicloso. Pateé la bolsa y al comprobar que nada se movía dentro de ella, me animé y desaté el piolín que cerraba su abertura. Hurgué en su interior y ante mis ojos azorados, hallé las pertenencias de mi madre: algunas fotos, su libreta cívica, su ropa. Me sorprendió encontrar una buena cantidad de dinero, que seguramente alcanzaría para comprar una casa en el pueblo. Dejé la bolsa adentro, a resguardo de la lluvia, e intrigado seguí un caminito de caracoles de río que habían dejado rumbo al aserradero. Con la lámpara en mi mano llegué hasta donde se apreciaba el último caracol; allí se hallaba una pala con su filo clavado en la tierra fangosa y sobre ésta, una cruz consistente en dos ramas anudadas. Las quité bruscamente, dejé la luz a un costado y febrilmente tomé la pala entre mis manos temblorosas. Cavé como un poseso, chapoteaba como un loco, intuitivo y desesperado: me temía lo peor. Mis ilusiones de volver a ver a mi madre se caían a pedazos, eran barridas por mis lágrimas y un gemido sordo me surcaba la garganta en áspera pena. Al cabo de pocos minutos había abierto un hoyo de dimensiones considerables; estupefacto observé un cadáver que asomaba entre los terrones rojizos, lavados a intervalos por la intensa lluvia. Una voz a mis espaldas me asustó dejándome envarado:
            "¡He vuelto!", dijo. "Lo maté porque si no, te habría dado muerte a vos. Volvió al obraje para eso. Estaba enfurecido y te odiaba porque no podía ser totalmente suya, si no estabas a mi lado. Lo seguí cuando supe que regresaba con nefastas intenciones, lo demás lo imaginarás… No pude verte ni quedarme por entonces; si hallaban el cuerpo me podrían inculpar. No iría presa por un bruto y desalmado que me tuvo a palos desde que dejamos el monte; un desgraciado que me obligó a prostituirme para no tener que trabajar y no tenía ni zapatos que ponerme. El dinero que viste es nuestro, me lo gané vendiendo mi cuerpo y el poco honor que me quedaba."
            Me sacudí el asombro y en medio de la lluvia torrencial, alcé la lámpara, caminé unos pasos, iluminé su cara y di rienda suelta al niño que aguardaba por ella dentro de mí. Avancé a zancadas torpes, resbalando, en tanto que angustiado e incrédulamente feliz, le preguntaba:
            "¿Mamá, sos vos? ¡Mamá, mamá!", grité emocionado, abrazándola y meciéndola entre mis brazos de niño hombre.
                 "¡Sí, hijo, he vuelto, vamos adentro!", me respondió ella con la voz menguada por el llanto que arrasaba sus hermosos ojos brunos. "¡Cuando amaine nos iremos; vos y yo no tenemos nada que hacer acá!...", finalizó diciendo.
            Di un grito salvaje de connotación tan ancestral como el dolor en el mundo y me reía feliz alumbrado por aquella claridad de los relámpagos. El agua de lluvia me ensopaba quitándome el lodo y llevándose mi orfandad, mis culpas y todas las malditas ausencias que poblaron mi existencia al crecer.
María Inés


sábado, 24 de octubre de 2015

Portal a Tuya "Demasiados enigmas"


            ¡Hola gente! ¿Cómo les va? Aquí en Tuya ha sido una semana tipo ensalada porque pasaron muchas cosas diferentes y como somos unidos, todo nos toca a todos.
            Para empezar, les cuento que Nemesio Cárdenas y Mariquita Oyarán, que están de viaje de bodas en Cancún, hablaron con la tía Loly diciéndole que el lugar es muy lindo y la están pasando bomba; Nemesio se quejó un poco porque Mariquita anda hecha una leona a raíz de los celos porque hay mucha y muy buena garota. Opino que mejor disfruten el viaje, el paisaje, el estar juntos, sanos y enamorados, en vez de andar con tanta pavada y necesidad de control; no me molesta ¡total es la vida de ellos!, pero es una pena que ella esté tan dormida y no se dé cuenta que hoy estamos y mañana o dentro de un segundo, no sabemos. ¡Hay que vivir a full!
            En la plaza de Tuya estamos haciendo un monumento al gaucho porque consideramos que es lo que más nos representa como pueblo campestre. Algunos proponían hace la estatua en homenaje al perro por ser el mejor amigo del hombre (ahí me acordé con pena de mi Mordelo); otros proponían hacer un caballo, y Condorito, un gaucho. La tía Loly y Terry tiraron la práctica idea que dejaría a todos conformes y al final fue votada por unanimidad, se decidió hacer un gaucho a caballo y un perro al lado. Una vez que resolvimos esto, empezaron a joder con que si una pata en el aire, que si las dos para que el caballo pareciese más brioso, y de nuevo el despelote de opiniones. Fany Orchueta, la psicóloga, levantó la mano para opinar y preguntó si el gaucho de la estatua se suponía que estuviese fallecido o no. Todos la miramos en medio de un silencio rampante y cuidando de mantener el buen clima no le dijimos lo que pensábamos: “¡Qué pregunta más pelotuda!”. Pero vean que los ignorantes éramos nosotros, porque después Fany dijo que si al caballo le hacíamos alguna pata en el aire significaba que la persona había existido y estaba muerta y no solo eso, sino que había fallecido de heridas recibidas en combate; que las patas de los caballos en las estatuas dependiendo de cómo estén, tienen distinto significado. Opinó que si en cambio le poníamos las cuatro patas en el suelo no indicaba nada, y si en todo caso uno quería pensar que era un monumento a un gaucho que ya había muerto, las patas del caballo nos darían la idea que había fallecido de muerte natural. ¡Tomá!
            Mi hija Florencia se mandó a hacer el vestido de novia. Eligió una tela color manteca y el modelo, en línea romántica, es precioso. Loly les regala un mes de estadía en Hawaii. ¡Ay, qué lindo! Me asusta un poco que viajen en avión, pero no hay otra. Lucrecia dice que los aviones están hechos pelota y que no los arreglan, y que a pesar que muchos pilotos reniegan por esto, las compañías aéreas no les dan bola; les sale más barato indemnizar que arreglar, porque tienen unos seguros impresionantes. No sé si será tan así pero eso opina Lucre y me vino bárbaro que me desasnara justito ahora que los chicos van a viajar.
            Me contó Loly que en Hawaii vivía una princesa llamada Kaiulani, que era hija de un inglés y una princesa nativa, que se murió. El padre vino a buscar a la niña y se la llevó a Inglaterra para educarla allá. Este hombre, “que viajaba por el mundo”, dejó a su hija al cuidado de gente de su confianza y en compañía de otra chica de su edad que era medio hermana de la princesa, pero absolutamente inglesa. Las chicas se llevaban bien y se querían mucho; incluso Kaiulani se puso de novia con el hijo de las personas que la cuidaban, un joven hermoso e instruido y parecían felices.
            Un día la princesa se enteró que los americanos habían encarcelado a su tía y además, sometido a todo su pueblo; Kaiulani dejó todo y volvió a su tierra. El padre la acompañó pero ella primero se dirigió a Washington para pedirle a los gringos que liberaran de la opresión a su pueblo. Obvio que ni la registraron. Les importó un bledo lo que ella dijese, sintiese o pensase.
            Cuando Kaiulani volvió a Hawaii los yanquis hasta habían cambiado la constitución del lugar, que casi era un legado ancestral. La princesa supo que había gente que se había revelado peleando y defendiendo la libertad de su pueblo, a los cuales habían matado como a perros y al final se sometieron y pasaron a ser una colonia de los Estados Unidos. Lo único que pudo conseguir la princesa fue que le respetasen a la gente de su pueblo el derecho al voto. Eran el noventa por ciento de nativos contra el diez por ciento de extranjeros. ¡Esta Loly es un bocho, sabe de todo! Me siguió contando que al poco tiempo Kaiulani se enteró que su medio hermana había fallecido y para esa época el joven que la amaba fue a  buscarla para llevársela a Inglaterra, pero ella se negó a dejar a su pueblo, y en medio de una infinita tristeza falleció a los veintitrés años. Dice Loly que Hawaii es el único Estado estadounidense que no se encuentra en el continente americano. ¡Ay, qué pena me dio esta historia! Estoy segura que ha sido un hecho real porque Loly me la contó como tal. ¡Qué la re-pan con queso con esta gente que hace estas cosas! La cuestión es que me imaginaba que Hawaii era como una isla mágica y que no había pasado por cosas tan materialistas y podridas como el afán de poder y sometimiento; me figuraba que era algo de naturaleza pura, con mucha paz y margaritas y gente feliz y no con un pasado tan terrible. No sé, con esto que me contó Loly se me estrelló la fantasía.
            Ayer fuimos todos al hogar de los abuelos porque llamó Frida Puelza diciendo que le habían aparecido cucarachas y que no las podía combatir. Los viejitos andaban a los chancletazos limpios aplastando bichos. El hogar es muy pulcro, parece que las cucarachas venían de abajo de la tierra; las veíamos salir y no lo podíamos creer, había cientos de ellas. Golpeamos la tierra con un palo y en una circunferencia bastante importante se sentía hueca, no sabemos qué puede haber allí. Florio Guzmán le metió unos trapos por el agujero, le tiró kerosene y luego un fósforo encendido; pudimos escuchar que algo ardía allá abajo. Dice Terry que una cucaracha sin cabeza muere al noveno día porque no puede alimentarse, ¡puajjj!
            La frutilla del postre: se las suelto así, despacito, porque hasta me asusta hablar por boca de ganso y pasar por chapita. ¿Se acuerdan que les conté que Rogelio Bequer, el veterinario, había ido a pescar y le había ocurrido algo de lo que no quería hablar? Bueno, esto es Tuya, y los tuyanos somos uno para todos y todos para uno; el día que haya secretos se habrá terminado el alma de este pueblo. Al final, pasó que Rogelio fue a ver al médico porque estaba muy confundido y se le había alterado el sueño. Estaba apático, desganado y además se encontró una marquita en el brazo, que por momentos se le ponía de color rojo intenso.
            Él le contó a Selvio que estaba con la caña en la mano y se le apareció un ser que no era muy alto y sí, cabezón; dice que muy bien no lo pudo ver, pero alcanzó a observar una cosa metalizada que estaba suspendida sobre los árboles y que no hacía nada de ruido; fuera de eso no se acordaba nada más. Rogelio le dijo a Selvio que le pareció terrible y desconcertante haber estado totalmente paralizado, pero sin miedo y además, el haber perdido la noción del tiempo.
            Parece que han hecho venir a un psiquiatra de Buenos Aires y él lo durmió o hipnotizó, no sé muy bien cómo es eso, la cuestión es que ahora se dice que Rogelio en esa sesión recordó que había tres de esas cosas o seres, que lo subieron por un tubo de luz a ese aparato que estaba flotando arriba de la arboleda y que esos bichos le hicieron todo un estudio o un experimento, no sé.
            Me quedo pensando y si es que esto llega a ser verdad me parece terrible no poder escaparle a estas cosas. No sé qué hay de realidad en toda esta historia, pero lo único que tengo claro es que Rogelio ya no es el mismo; no le preocupa la limpieza, se volvió callado, casi no sale, se le nota el miedo en la mirada y encima comenzó a sufrir de dolores de cabeza y Selvio ya no sabe qué darle para que se le pasen.
            Amigos, los dejo con un cariñoso saludo, desde esta Tuya en la que parecen estar sucediendo cosas inesperadas e impensadas.

            Fianza Menditelli


            PD: Astrea Maier va a dar clases una vez por semana de cosas metafísicas; le pregunté si yo también puedo ir y me dijo que sí. Ella sabe que soy medio chusma, pero creo que también se da cuenta que estoy necesitando respuestas porque hay muchas cosas que ya no me cierran.

Tarjeta "Tu risa"



sábado, 17 de octubre de 2015

Portal a Tuya "Tuyanos enamorados"


         ¡Hola gente! ¿Cómo les va?
       Comienzo contándoles que anoche estuvimos de casamiento; ya les había anticipado que tras treinta años de noviazgo, el dueño de la zapatería de Tuya, Nemesio Cárdenas (de 69 años), se casaba con Mariquita Oyarán que es apenas menor que él. Se los vio hermosos, no solo porque estaban impecables, sino porque la luz del amor reventaba por sus poros y les salía por sus ojos. En realidad, con esto de la cuarta edad la gente puede hacer muchas más cosas en su vida, que antes ni se pensaban por ya creerse viejos. Lo peor es que muchas veces las personas, a pesar de su edad se sienten jóvenes por dentro, porque tienen un espíritu y unas ganas de vivir de la gran siete, pero se topan con la mezquindad ajena que les dice que son “viejos”. ¡Ojo!, me incluyo. ¡Noto que he pecado de tantas cosas que tengo que corregir!…
         La fiesta de casamiento estuvo fabulosa, ¿saben por qué?... ¡Nos renovó el corazón a todos! Los esposos estuvieron tiernos con sus esposas y viceversa. Pensaba y recordaba cuando me casé con mi amor precioso, al que sigo amando como el primer día. Seguro que mi hija Florencia y Ringo Walter se hacían la idea de que en poco tiempo ellos también serán esposos. Condorito Reel se bailó todo, re-enamorado de su Pepa Duarte, a pesar de seis de los siete muchachitos revoloteándoles alrededor, pues Julián, el de 15 años, andaba arrastrándole el ala a una sobrina de Mariquita que vino desde Pehuajó (como la tortuga Manuelita); esta piba que tiene 13 años, parecía de dieciocho y no era lerda; no le estoy sacando el cuero, lo comento porque soy medio anticuada y me impresiona lo rápido que se queman etapas en la actualidad. Tal vez el mundo esté bien y yo no encajo, ¡qué sé yo!
         Mi camionero súper “star” y yo bailamos salsa, cumbia y boleros; ahí ya quedamos al horno con papas o a punto caramelo, como más les guste. Cuando fuimos a casa, no nos acostamos enseguida en la habitación, nos fuimos a la cabina del camión y mi hombre puso música de Papetti, luego prendió la calefacción y nos dedicamos a hacernos el amor, para la guerra están los otros. A veces me pregunto si mi corazón (ya sé que es un músculo, no soy tan bruta) tendrá límites para amar, algo así como una alambrada de púas que en cierto momento se aparece enfrente como diciendo: “Hasta acá llegás, si pretendés seguir te corto en pedacitos”. Siento que mi amor por Raúl crece cada día más o se profundiza, no sé, pero es maravilloso. Con él me siento mujer, amada, protegida, mimada, es mi amante y mi compañero.
         En mi caso, las cosas del matrimonio me salieron bien, por eso creo en él y a las fiestas como las de anoche les doy un sentido especial. Sé que hay veces en que casarse es una lotería y pueden aparecer lobos que tenían piel de cordero, ya sean hombres o mujeres; en esos casos lo más sano es entender por qué se tuvo esa historia y liberarse de la culpa que pretende sembrar el fracaso. Todos somos aprendices de tejedores y como en cada cosa que se confecciona, vamos de a un punto por vez, ¿o no?
         El que me parece que se va a tener que casar apurado con su novia si sigue así es Gonzalito; con Serena están muy enamorados pero ese no es el problema, lo que me alarma es que cuando ella llega de Bahía Blanca, Gonzalito no duerme en casa sino en lo de Ringo.
         Ayer por la mañana fuimos con Loly a lo de Astrea Maier porque tiene un vivero hermoso y se ofreció a colaborar donando flores para decorar el salón, incluso nos ayudó a ponerle lazos de raso a los arreglos que hicimos para la iglesia. Astrea le pidió permiso a cada planta antes de sacarle las flores y después le agradeció; no sé, cuando regresaba con Loly me daba la sensación de haber cometido un crimen ayudando a cortar tantas flores. Se me está dando vuelta la cabeza, espero no pasarme de la raya y que sea para bien mío y de todos.
         Astrea, siempre tan amable, nos convidó con jugo de manzana, zanahoria y remolacha; primero me negué a tomarlo, pero después pensé en todos los que no tienen comida ni agua y me vi como una soberbia estúpida y me lo mandé de un saque para no sentirle el gusto. Lo extraño es que me gustó tanto que ahora lo preparo en casa. Pienso que me gustaría ser amiga de Astrea y aprender un montón de cosas que ella sabe y son chino básico para mí; pero soy consciente que digo malas palabras, soy bastante bruta, cerrada a un mundo que parece ser el que no veo; en fin, ¡ella es tan linda persona que desentono! Astrea es muy feliz con Ummi, el perrito raro que encontré en el porche y que hace cosas que me dejan desconcertada, parece que supiese ordenar todo donde va. La dueña le pone delante diversos objetos y él los lleva al sitio donde se guardan habitualmente.
         Dice Astrea (bah, le comentó a Terry en el casamiento) que le están desapareciendo animales y eso es raro; Tuya es un sitio encerrado por cerros como un laberinto y se nota si viene alguien, y los de aquí seríamos incapaces de tocar la propiedad ajena sin permiso.
         Ahora que menciono a Terry, les cuento que me parece que me va a robar a la tía Loly, nomás. Pasan mucho tiempo juntos y ambos han rejuvenecido un montón. Me parece mentira cómo ha cambiado Loly desde que la traje a casa; en ese lugar en que se había confinado, se estaba degradando y secando emocional y creativamente.
         Vinieron de visita los hijos de Gema Trum por una semana y trajeron regalos de Brasil para todos. Andrés y Bertoldo han hecho carrera como enfermeros y tienen maravillosas familias que supieron formar. Estuvieron conformes con que su madre esté viéndose con Florio Guzmán; tenían la idea de llevársela pero ella está muy enamorada y no quiere moverse de acá.
         El que dio la nota fue el padre Américo, él no toma alcohol casi nunca pero le encantan las tortas borrachas y la ensalada de frutas con sidra y le dio fuerte a las dos cosas, así que estaba jodón y dicharachero y varias veces se zafó en grande. ¡No pasa nada! Es un ser humano con una carga impresionante sobre los hombros; imagino que es como pasar un montón de años estudiando para ser profesor y un día descubrir no que las escuelas no existen, sino que lo que ya no existe es la materia para la que se estudió.
         Lucrecia Boris está preciosa, el amor le sienta bien; ella y Graciano (el abogado) se aman de una forma hermosa. Los dos son muy humanos y siempre colaboran y miman a las nenas de “La Milagrosa”.
         Mi prima Rosita Aubrum viene seguido, parece que se dio cuenta que en las cosas simples está la felicidad; incluso está aprendiendo mucho para mejorar como persona. Me pidió disculpas por aquel día que me llevó de prepo y sin decirme qué era, a aquel sex shop. Dijo que en un primer momento me vio como a una mojigata anticuada, pero que más tarde sintió vergüenza y lloró a solas porque se vio a sí misma como una soberbia pelotuda. La quiero, es mi prima y todo estará más que bien; igual soy despistada y me olvido rápido de las cosas que me duelen.
         Frida Puelza, la mujer que atiende el hogar de abuelos, se está viendo con un hombre que vive en otro pueblo, suele vestir de gaucho y maneja una cuatro por cuatro. Loly, Astrea, Lucrecia y Terry no lo quieren porque dicen que anda en negocios con ese tal Monsanto, que hace cosas genéticas con animales y semillas; no sé, a mí me pareció de una estampa bárbara, muy sensual y caballeroso. Puelza tiene 59 años y Tuilio (así se llama) 64.
         Jesusa, la abuela de las nenas sin mamá, cocina que es una maravilla, cada vez que voy a verla me convida torta casera. Con Idalia Sosa (la mamá de las otras nenas) se llevan muy bien y son re-positivas. Idalia me estuvo contando muchas cosas de la villa que me dejaron helada; una piensa que ahí dentro vive solamente gente que está en la “pesada” (droga, etc.) pero no, parece que también hay gente decente que no tiene otro lugar para ir. Por ejemplo, Idalia es amiga de un matrimonio que tiene una hijita; el hombre es visitador de ópticas, pero vive en la villa porque no puede pagar un alquiler ni hacerse de otra casa; y a la que tiene allí, que es muy humilde, le hizo el baño de hormigón para meterse en él con su familia cuando empiezan las balaceras que no respetan la vida de nadie. ¡Cada vez quiero más a Tuya!
         Bueno, hoy estamos todos un poco cansados por la festichola y los excesos de anoche, así que me despido de ustedes con un abrazo virtual y cariñoso.

         Fianza Menditelli


         PD: ¿Se acuerdan de Rogelio Bequer, el veterinario? Parece que fue a pescar y algo le sucedió que no quiere contar o no sabe o no puede, la cuestión es que hay varios rumores, pero a falta de asidero no se los puedo transmitir; si es como dicen, hay algo que tendré que ir aceptando de a poco, porque no solo está lo que dice Terry sino lo que se rumorea de Rogelio, a pesar de que es un escéptico y también aséptico hincha bolas. Ya les contaré cuando tenga certezas.
  

domingo, 11 de octubre de 2015

Tarjeta "Tu mirada"



Portal a Tuya "Volver a empezar"


         ¡Hola gente linda!
         ¿Cómo están? Deseo que muy bien y que se cumplan todos sus sueños, sus anhelos, y que a pesar de todas las dificultades puedan ser felices.
         Les cuento que mi amiga Lucrecia Boris, su hijo Taty y la pareja de éste, Facundo, ya están viviendo en Tuya. Los jóvenes abrieron una escuelita de teatro para niños y adultos, ya son varios los que piensan anotarse. Otra novedad es que aprendí a manejar y ya hago los cambios normalmente, perdí el miedo. Loly dice que el miedo paraliza y es absolutamente negativo.
         En “La Milagrosa” todo marcha bien, ¡gracias a Dios! ¡Bueno, ahora que digo Dios, todo me da vueltas en la cabeza y el corazón! ¡Tengo un lío! No quiero hablarlo con el padre Américo porque me va a regañar o pensar que ando en cosas que me apartan de Dios, y la verdad, ¿para qué les voy a negar?, me interesa mucho, a pesar que no creo todo y me confunde lo que estoy empezando a escuchar, en principio de boca de Terry. Dicho sea de paso, no puedo comprender qué le pasó a la hija, ¡ya sé lo que él dice, pero mi mente no está preparada para aceptar sucesos que hasta ahora no entraban en el umbral de mi conciencia! (como dice Loly). Fui a llevar a la tía a casa de Terry y me quedé con la Eco en marcha esperando que entrase; él salió de lo más atento a recibirla y me invitó insistentemente a que bajase. Entramos a la casa y me convidó café con torta; reunidos junto al fuego del hogar, estuvimos buena parte de la tarde.
         Les decía que ando medio confundida respecto a Dios, no porque no crea en Él, sino por las versiones de Terry que se me cruzan y me dejan con un sentimiento de vacío o tristeza; me hacen pensar mucho, me hago replanteos y eso no estaba en mis planes de vida. Viví siempre de lo aprendido, aquello que nos fueron transmitiendo de generación en generación y me parecía que así, todo estaba bien. Hoy no lo sé, es como que a mi forma de pensar le hubiesen quitado el piso y quedó en el aire.
         Les cuento esto que me parece inconcebible. Terry dice que los humanos no nacimos ni de los monos, ni del barro de Eva, ni de la costilla de Adán. Dice que somos la creación de una raza extraterrestre, para que evolucionemos en este planeta (que antes era de otras razas) para bien de todas las razas comprometidas de una u otra forma en el proyecto. ¿? Ahí me lo quedé viendo con los ojos cuadrados. Me sorprendió. Me volví hacia Loly como para indicarle con una expresión que el viejo estaba “chapita”, pero ella solo me miró con dulzura y no aceptó lo que le transmitía. Terry siguió, dijo que durante siglos los humanos hemos llamado dioses y ángeles a “entidades” (así dijo) extraterrestres; que de ellos hay varias especies y ya están mezclados entre nosotros. Están los de luz y los de oscuridad. Dijo que Jesús, Buda y otros seres divinizados viven en otro plano y que tomaron cuerpo en la Tierra que es densa, para vivir la experiencia de la densidad. Agregó que los más “despiertos” usaron todas estas imágenes para controlarnos a través de las emociones y la “sacralización”; me acuerdo de cada palabra que dijo, es más, las anoté y busqué en el mataburros; algunas encontré ahí, otras en Google. Contó Terry que algunos quieren convencernos que nos crearon como raza esclava pero que eso no es así, sino que fuimos “sembrados en el planeta Tierra por los jardineros del espacio” para mejorar la evolución de todas las demás razas. Dice que los “jardineros” están enojados con nosotros porque hicimos bolsa muchas partes del planeta y contaminamos todo, y que además la raza blanca se tornó tan asquerosamente soberbia que esclavizó a la raza negra y consideró inferior y se abusó de otras razas. Según Terry hay negros, amarillos, rojos y blancos, porque fuimos traídos de distintas galaxias. ¿Se imaginan mi cara? No podía digerir todo aquello que oía, no lo podía asimilar, así que anduve con colitis el resto del día, tenía el estómago dado vuelta. Encima Raúl me notaba rara y no dejaba de preguntarme cosas. Al principio no quise decirle porque se iba a enojar con el yanqui y no podría visitarlo más, en pos de la tranquilidad conyugal; pero después le conté, porque hasta se había puesto a pensar que yo no lo quería como antes. Lo saqué de dudas contundentemente. Cuando supo lo que Terry me contó, me dijo: “ese viejo es un pelotudo con rodete”, y se retorció de risa.
         Sigo con lo que escuché y todavía repica en mi cabeza como un eco. Parece que los humanos (según el estrafalario Terry) tenemos dentro, algo de las doce razas planetarias que se conocen y que visitan o viven en la Tierra sin que nos demos cuenta todos. También, que dentro nuestro hay una parte oscura y otra de luz, y que la idea fue que como raza aprendiésemos a equilibrar esas dos fuerzas y de esa manera saldría como una especie de gen que calibraría a las otras en la diferencia que tienen entre sí, porque hay algunos que son oscuros y dañinos porque no tienen sentimientos como nosotros y hay otros que son muy espirituales o energéticos (“sutiles”, dijo). Nosotros estamos en el medio, pero como proyecto la mayoría somos un fracaso. Hacemos pelota todo y encima nos esclavizamos entre nosotros mismos, creamos guerras, muerte, desolación, sufrimiento y esa no fue la idea; ellos dicen que nos perdió el materialismo propio de la densidad planetaria y dejamos de sentir la parte luminosa que llevamos dentro. Sin embargo, dijo Terry (cuando me notó re-angustiada), que los humanos somos una raza maravillosa por nuestra capacidad de amar.
         Si algo de todo lo que dijo Terry se acerca a la verdad, pienso que somos unos tarados elevados a la décima potencia. Supuestamente el hecho de perfeccionarnos y poner en equilibrio lo espiritual y lo material, era la meta en nuestra creación y la verdad siento que estamos muy lejos de eso. ¿Y ahora, qué?, me pregunto. No puedo olvidarme de lo que oí, al contrario, pienso mucho en eso y aunque reniego y no quiero, estoy empezando a considerar algunas de esas cosas y a poner en tela de juicio otras que siempre fueron pilares en mi vida. ¡Qué sé yo!: Dios, los ángeles, no sé…
         Volví a la carga en la conversación con Terry, respecto a lo que le pasó a Mordelo y a su hija. Me explicó su teoría sobre mi perrito, diciendo que era un experimento para mejorar el ADN animal y que lo pusieron junto a los humanos para que su evolución fuese natural y ver qué pasaba, que los “creadores” vigilan todo con una especie de telescopio de largo alcance, que permite ver a través de las paredes y demás obstáculos. En cuanto a lo de la hija, dice que la ha vuelto a ver, que ella es una más de los evolucionados. Me contó que su esposa era estéril y que sin embargo, pudo concebir a la niña que nació de cinco meses. Algo imposible para nuestra raza, pensé, pero ¿cómo lo iba a contradecir? ¡Ya tiene bastante dolor con haber perdido a su hija! Si el viejo quiere subirse a esa fantasía para escaparle a la locura del dolor, ¡y bueno, no le hace mal a nadie!, pero de ahí a creerle…
         Terry sostiene que los gobiernos o los que manejan a los gobiernos, que según él son unos pocos tipos de porquería (habló de Elite y de Establishment, pero ni idea qué es eso), están en “connivencia” con las razas oscuras: los reptilianos, grises y anunnaki, que promueven en el humano las guerras, caos y todo lo malo; en realidad lo único que buscan es nuestra esclavitud hacia ellos.
         Le pregunté a Terry para ver qué decía, con quiénes estaba su hija; me respondió que es parte de los Arcturianos, quienes se contactan con él desde hace mucho tiempo y son los seres de luz más evolucionados. Me mostró una foto de su hija; se veía una joven hermosa con el cabello blanquecino, piel pálida y ojos azules; “así son ellos”, me dijo. Les cuento todo esto porque me parece que aunque sea un divague de Terry, suena alucinante. Me dejó patas arriba, pero no mal, pasa que es mucha teoría improbable para mi pobre sesera.
         Le dije: “¡Bueno, Terry, me voy, basta de estas cosas, de lo contrario voy a terminar en el psiquiatra!”. Él me respondió que tal como estaba manejado ese tema por las fuerzas oscuras, le parecía un horror, que mejor ni pronunciase esa palabra. ¿? Tengo una amiga que es psicóloga, Fany Orchueta; nos criamos juntas y es buena gente, ayuda a muchas personas que tienen las ideas alborotadas y me niego a creer que hace algo malo; se lo dije a Terry; él me explicó que se refería a la psiquiatría en sí y a ciertos psiquiatras importantes e influyentes, ya que los demás son instrumentos de ese poder nefasto.
         Pasando a otra cosa, les cuento que Antonio Cuevas hijo está re-feliz a raíz de que el año que viene comienza la facu; ahora les está enseñando música a las nenas de “La Milagrosa”.
         El domingo, para el día del padre, les hicimos un agasajo a todos los padres de Tuya en las instalaciones del club. Taty le regaló a Raúl un cubo de acrílico hermoso para la palanca de cambios del camión; me gustó el gesto porque él-ella, pobrecita, también tiene necesidad de padre y no lo tiene.
         Serena Maus y mi hijo Gonzalito andan pegoteados y pasan juntos todo el tiempo que pueden, porque ella va y viene a Bahía Blanca, que es donde vive.
         Ringo Walter y Florencia se ven enamoradísimos, ya estamos planeando la fiesta de bodas.
         El perrito que hallé en casa, lo tiene Astrea y lo bautizó Ummi.
         Buena gente, desde el portal de Tuya hacia el mundo, nada más por hoy y disculpen si les hice mucha ensalada, ¡no saben lo que es mi cabeza! La tía Loly me palmea la espalda y dice: “¡Ya va a pasar, Fiancita, despertar duele!...”
         Les dejo un abrazo inmenso y les digo hasta la próxima:

         Fianza Menditelli


         PD: ¡Una bomba! Se casan Nemesio Cárdenas, el dueño de la única zapatería de Tuya, con Mariquita Oyarán, tras treinta años de noviazgo. ¡Qué aguante! El sábado estamos de fiesta. Ellos se pasean re-acaramelados y me hace bien verlos así. El amor en cualquiera de sus manifestaciones cura todo mal, toda pena, todo dolor.

sábado, 3 de octubre de 2015

Realidad


¡Oh manantial incierto de realidad mundana que quiebras el espejo de las cotidianeidades! Sé que a ti no te conmueven los campos azules de lino henchido, ni los trebolares tibios salpicados de abejas y mariposas, ni el becerro tímido que llama a la vaca negra que se halla pastando con su oreja atenta. No te conmueven los lobos que fenecen tras brutal e impiadosa faena, ni los cisnes que se quedan sin lagos, ni los colibríes que ven morir la flor, ni el águila prisionera que llora su sentencia. No te conmueven ni las ovejas ni sus blancos corderos, ni el canto de la perdiz que busca su alimento cuando cae la tarde, orillando los sembrados. No te conmueve el viejo sauce con sus raíces desnudas a la vera del arroyo seco, ni te conmueve mi pequeña huerta de frutos coloridos que colman mi mesa y a veces la ajena.
Realidad: A ti no te conmueve el hambre de los pobres y olvidados, ni los pies descalzos y fríos de los niños que vagan mendigando. Tampoco te conmueve el llanto del huérfano que se quiebra en la desdicha solitaria, ni el vacío de las madres sin sus hijos, ni el cadáver, ni el féretro, ni los deudos, ni la viuda que toda guerra propicia.
Realidad: Tú solo caes sobre la indefensión de la gente, sobre sus vidas y sobre sus muertes, sobre sus miserias que acrecientas, sobre las guerras y sus consecuencias. Caes sobre las manos inocentes de las criaturas, atraviesas sus ojos segándole la alegría y les rompes las rodillas para que se inclinen ante la barbarie, la mentira y la desidia.
Sencilla y lapidariamente, realidad, eres una falaz cortina, porque aunque duelas y claves tus flechas de herejía, no eres más real que tu porfía fabricada atroz y ficticia. Aunque demuelas los corazones en la pena y aunque pises las flores de esperanzas venideras, no podrás jamás echar por tierra, esa virtud tan ponderable que el humano ostenta a pesar de sus escasas hélices, que es la paciencia y le da fuerza y resistencia para comenzar de nuevo.
Quiero aclararte un misterio: Si al mirarme hallas en mi haber los brotes nuevos, es porque cada herida que has abierto en mi costado, fue soplada por la luz del Universo, que vive en mí y en las cicatrices que florecen.
Realidad, otro secreto que se desvela en este tiempo: Existe otra que, solemne, es una nueva realidad que nos promete y nos aguarda en el futuro para ungirnos en la meta verdadera. Y siendo así, dejará el hombre de ser el mal provecho de manejos detestables y perversos, para iniciar una etapa que renueve a nuestra raza abanderando sus conciencias.

María Inés

Tarjeta "Más allá"



jueves, 1 de octubre de 2015

Portal a Tuya "Un pantano de ideas"


                                 ¡Hola gente linda! ¿Cómo les va?
            Los últimos días un sinfín de ocupaciones me han mantenido alejada del portal. Les cuento que la semana pasada, precisamente el miércoles, llegaron a Tuya, Jesusa Pardo con sus cinco nietas: las mellizas de dos años (Ami y Laura), Ámbar de cuatro, Leoní de seis y Agostina de nueve; viajaron en el auto con el abogado de Loly (Graziano). En el camión de Raúl vinieron Idalia Sosa con sus tres hijas: Marlene de un año, Nathalie de seis y Sofía de ocho. Se pueden imaginar el impacto que causó este nombre en la tía Loly, porque así se llamaba la hija que perdió. Las ocho criaturas ¡son preciosas!, parecen esas nenas que salen en las revistas costosas y paquetas; traían ropita estropeada pero estaban impecables. Todo el pueblo se había congregado para recibirlas; hubo tortas, chocolate, música y globos.
            Ya están instaladas en la casa de la loma, a la que ellas bautizaron “La Milagrosa”. ¡Están muy felices! Las observo y me hace bien verlas tan contentas, aunque nada de todo lo que tienen ahora, les va a compensar lo que perdieron humanamente.
            Los placares de las nenas revientan de ropa; recibieron muchísimos regalos de indumentaria de excelente calidad, pilas de libros de cuentos y juguetes. Ya tienen varios amiguitos. ¿Se imaginan?, entre el médico (Selvio) que tiene seis hijos y los siete hijos de “Condorito” Reel y Pepa Duarte suman trece chicos. Selvio se portó como para que le ponga un más diez, porque se ocupó de revisar la salud y las vacunas de todas las nenas y también de Jesusa y de Idalia; la primera tiene alto el ácido úrico y la segunda el colesterol.
            Las nenas tienen un montón de abuelos postizos; Frida Puelza las llevó al hogar a tomar el té con masas, obvio que fuimos muchas personas más. Los abuelos no podían con la emoción que les despertó el caso y las nenas en sí. Repito: ¡son bellísimas!, parecen muñecas.
            ¿Se acuerdan de Rosita Aubrum, mi prima que vive en Buenos Aires? Ya les conté que ella no puede tener hijos. Se hizo un viaje a Tuya con su marido Hernán y trajeron una camioneta cargada de juegos infantiles para las nenas: tobogán, calesita, sube y baja y varias cosas más. La nombramos madrina de “La Milagrosa”, sé que a ella le va a hacer mucho bien, así como a las personas que viven en esa casa. Hernán está enloquecido con las nenas, percibo que le duele la imposibilidad de ser padre. Por ahí quizás alguien opine: “y… ¿por qué no adoptan?” No es sencillo, no solamente por los trámites, sino porque además hay que estar muy preparados para criar a un niño concebido por otros padres. Uno siempre se busca en el hijo propio y éste, en algún momento tratará de hallarse o verse reflejado en sus padres, digo, es un ejemplo chiquito. Hay que tener claras y asumidas muchas cuestiones antes de decidir adoptar; un niño no es un paquete, es un ser humano que no se debe comprar ni con dinero ni con influencias y tampoco adoptarlo por el hecho de escuchar que les digan mamá o papá. Para adoptar un hijo, hay que hacerlo con el corazón y la verdad. Si nos imaginamos a un niño adoptado que desconoce su origen porque se lo ocultaron, entonces, como dice Selvio: “esos padres incurrieron en la negación de una parte de su ser, que le pertenece de forma inalienable”. Un día cualquiera, ese chico se observa en el espejo y se da cuenta que si en algo se parece a los padres que considera propios, es solamente en los gestos adquiridos; algo en su interior comienza a bullir y a quitarle la paz. Hay cosas que genéticamente se transmiten de padres a hijos, cosas intangibles como la risa, los gustos, las miradas y muchas cuestiones más. Nunca voy a poder entender a aquellas personas que le venden gato por liebre, a un ser que dicen amar. Ser madre o padre es una cuestión de actitud, más que de óvulos y espermatozoides.
            En un momento en que me quedé a solas con Rosita, me dijo que de haber sabido sobre las nietas de Jesusa, hubiese hablado con ella para proponerle criar a una. Me quedé de una pieza y le pregunté: “Si hubieses podido, ¿a todas, no?”. “¡Nooooo!”, me soltó casi espantada, “¿qué hago con cinco nenas?”. “¡Y la abuela!”, le agregué sarcástica. Le di un buen sermón a mi prima porque no se le ocurrió pensar en el acto egoísta de separar a esas hermanitas entre sí y de su abuela; ¡pobre Jesusa!, ellas son lo único que tiene. “¡No es justo!”, rezongó Rosita, “¡Dios le da pan a quien no tiene dientes!”. La miré pudiendo comprenderla a pesar de lo que había dicho y le contesté que Dios suele poner en nuestras mochilas, aquello que necesitamos para trabajar nuestra alma y nuestra conciencia; a veces las cosas que no tenemos son las que nos ayudan a hacer ese trabajo. Sé que mi prima sería una madre fabulosa, pero noto que le falta mucho crecimiento interior y encontrarse primero a ella misma, para tener la fuerza de ocuparse de otro que, tratándose de un niño, trae un bagaje complejo y desconocido del cual, debemos ir quitando con amor todas las capas superfluas hasta encontrar al verdadero ser. ¡Ya me fui por las ramas!
            El día que llegaron las nenas, Tamara y Pilar (las amigas de Marianita) y la misma Marianita, se disfrazaron de payasos e hicieron títeres. ¡Toda una fiesta para las pequeñas y los demás chicos de Tuya!
            Florencia ayuda en el aseo de las nenas y les narra infinidad de cuentos. Ringo Walter consiguió bicis nuevas para las más grandes y triciclos para las más chiquitas.
            Para cerrar este tema, diré que estoy feliz de que la buena acción que tuvo Graziano, pudo enlazarse con la disponibilidad material y humana que todos podemos dispensar en Tuya, a esas mujeres y niñas.
            El viernes a la mañana llegaron Lucrecia Boris, su hijo Taty y la pareja de éste, Facundo. Raúl me decía que Facundo le parecía poco espabilado para “manejar” semejante “camión”, tal le pareció la hermosa Taty. Mi picardía me hizo guardar silencio respecto a la verdadera condición sexual del hijo de Lucrecia. Mi marido tardó varias horas en saberlo y cuando se enteró se atragantó con el bife de chorizo que estaba comiendo; fue en el momento en que Taty dijo que para fin de año se operaba. Él preguntó de qué, el-ella le contó y Raúl casi se infarta. No habló más, aunque no pudo dejar de mirar a Taty el resto del almuerzo. Cuando Raúl y yo quedamos a solas, me soltó como si fuese un sapo que le salía de la garganta: “¡Es puto!”. “Y eso, ¿qué?”, le pregunté mientras lo miraba ceñuda. “¡Es que yo no puedo aceptar el cambio del mundo, Fianza, todo va muy rápido para mí!”, me confesó confundido y angustiado. Le dije que lo entendía, que hay mucha gente que no puede asimilar nuevas formas de encarar la vida, las nuevas integraciones de pareja, etc., pero que me parecía que por su propio bien debía flexibilizarse, porque si seguía con esos conceptos rígidos se le iba a quebrar el ánimo por la vida (eso se lo escuché decir a Astrea, cuando hablaba con Loly). Al final, mi cachondo es un divino y aflojó bastante, incluso hasta bailó con Taty en la reunión del club; eso sí, transpiró como un condenado.
            Lucrecia consiguió una casita que está un poco más allá de donde vive Astrea Maier; ellas se conocieron en el mercado y parece que sus almas tienen mucho en común, creo que van a ser muy buenas amigas. Después de la compra, a Lucre le quedó dinero y le alcanzó para comprarse un Fiat Palio usado, en perfecto estado; Ringo Walter le hizo de puente con el vendedor.
            Otro que se quiere venir para Tuya y que ya le ha echado el ojo a Lucrecia, es Graziano; ella también anduvo embobada con él y en el club bailaron toda la noche; es más, se volvieron a Buenos Aires todos juntos. Acá no tenemos abogado, así que si quiere venir estará entre amigos; además, si hace pareja con Lucrecia, en la casa de ella hay lugar de sobra para los cuatro, porque Taty y su amor se instalarán en Tuya.
            ¿Se acuerdan de Nemesio Cárdenas? Él hace treinta años que anda de novio con Mariquita Oyarán; a veces está eufórico y otras, se deprime mal. El sábado por la noche en el baile, Nemesio estuvo ¡pum! para arriba con su ánimo y se bailó todo. Mariquita tuvo un berrinche en el que intercedí porque estaba re-celosa de Idalia Sosa. Sucede que esta mujer a pesar de sus tres embarazos, tiene muchísima belleza física y además es muy dulce. Pero no pasó nada, no existió ni el mínimo atisbo de provocación de parte de ella hacia Nemesio, ni éste le dispensó más atención que la necesaria. El tema es que Mariquita está re-contra frustrada con un noviazgo que apunta a ser eterno. Entre los dos les regalaron a las nenas, pilas de zapatillas y zapatitos. Un más diez para ambos.
            El padre Américo no se perdió nada; es muy jovial y buena onda, así que estuvo compartiendo todo con todos y bailó hasta quedarse rengo. Está encantado con las nenas y habla mucho con Jesusa.
            ¡Les cuento!... Vino una prima de Ringo Walter de Bahía Blanca, se llama Serena Maus, tiene 22 años y es maestra. Se puso de novia con Gonzalito, ¡ese chico está en el aire!, ¡totalmente idiotizado! Serena es una modelito, morocha, ojos azules, alta, espigada, se ríe y yo no puedo evitar sonreír porque tiene magia en esos labios.
            Parece que Álvaro Contreras, mi amigo el policía, quedó encandilado con Idalia Sosa, pero ella tiene mucha pena para aceptar un nuevo amor. Pienso que es mejor así, al corazón hay que darle tiempo a sanar, para que pueda andar liviano; si entre ellos tiene que haber algo, lo habrá, tiempo al tiempo.
            Les cuento que aunque parezca mentira, comencé a leer ese librito que me prestó Astrea, que se llama “Muchas vidas, muchos maestros” y estoy conmocionada porque se refiere a personas que aparentemente han vivido en otros cuerpos y otras épocas, obvio. La verdad, a veces me da por llorar; pienso, no sé, o yo estoy en medio de gente que se chifla y dice y escribe boludeces o estuve dormida como una marmota y no me enteré de qué se trata el mundo y la vida. Si es cierto que uno vive muchas veces, ojalá esté la opción a elegir, así yo pediría casarme otra vez con Raúl, tener los hijos que tengo y ser parte de este maravilloso Tuya. Por otro lado, razono: Uno va por la vida, se manda mil macanas y cuando se muere, o va al cielo o al infierno según el comportamiento (esa es la teoría que me aprendí de chica). En cambio, esta idea de volver a vivir hasta aprender a ser bueno, me parece muy trabajosa y requiere más responsabilidad, porque todo lo que se hace mal hay que volverlo a hacer bien en otra vida. ¿Y yo qué hago ahora con todos los despelotes que me mandé? Hablé un poco del tema con la tía Loly y me dijo que la “reencarnación” (así se dice) existe.
            Ahora que menciono a Loly, les comento que fue a hablar con Terry (el ermitaño) y se han hecho muy amigos. El otro día lo invitó a tomar mate a casa, pero a él se ve que le daba un poco de “asquito” la bombilla, eso de andar chupando colectivamente de un cilindro de metal no le va; tomo té.
            Me hago la gallina distraída pero me parece que algo se está gestando entre esos dos. ¡Se miran de una manera! Terry es un hombre muy tierno y muy culto. La tía me contó muchas cosas sobre él, luego que yo le dije lo que había averiguado por mi cuenta. Todavía me parece de película que puedan existir esas cosas que me dicen; me pregunto cómo pude vivir en la idea de un mundo tan simple y diferente al que ellos se refieren.
            Terry es o fue, un científico que huyó porque no quiso hacer algo que era malo para la humanidad. Su mujer murió en un extraño accidente de tránsito, luego de que él se negara a trabajar para el gobierno. Para extorsionarlo, la policía especial les dijo que tenían secuestrada a su única hija, Mía, de 26 años. Él le contó a Loly que escapó y se refugió primero en Chile y después en Tuya, porque sabe que lo de su hija secuestrada es mentira y también tiene claro que ella no regresará jamás, porque fue “abducida” (creo que se dice así) por los extraterrestres “grises”; sostiene que eso pasó frente a sus ojos. Me acordé de la película que vimos con Marianita y nos llenó de pánico a pesar de que la tomamos meramente como ficción, ahora no sé qué pensar. A Terry ni le creo ni dejo de creerle. Tengo una ensalada bárbara en la cabeza. Loly me dijo que cuando yo pueda digerir todos los datos que estoy recibiendo, ella me contará muchas cosas que me van a sorprender.
            La tía Loly, Terry, Astrea y Lucrecia, van a  reunirse dos veces a la semana a hablar de esas cosas que a ellos les apasiona.
            Raúl dice que basta un chiflado para enloquecer al resto, pero aunque a mí me cueste entender ese nuevo mundo que me pintan, se me ocurre que algo debe haber de cierto en todo eso, eso sí, no sé hasta qué punto.
            Pasando a otra cosa, el edificio de cooperativas ya tiene su estructura edificada hasta los dinteles, en poco tiempo más tendremos un centro comercial modelo, sin lujos pero integrador y con un ambiente de negociantes honestos y transparentes en todo.
            ¡La frutilla del postre! Dudé un poco en contárselos hasta no tener claras las cosas, pero la idea no es decir lo que me parece, sino compartir las máximas experiencias posibles, así que decidí soltarlo. Anoche, mientras todos dormíamos (serían más o menos las dos de la mañana), me levanté a tomar un vaso de agua y pude oír un silbido muy agudo y luego un rechinar de metales (eso me pareció). No vi nada de nada por las ventanas. Esta mañana cuando salí al porche, me encontré con un perrito que es una miniatura, temblando de frío. Parece un chihuahua, pero lo raro son los ojitos similares a los de los gatos y además, tiene un defecto en las cuatro patitas porque le faltan dos deditos en cada una. Me llama la atención porque en Tuya nadie tiene perros chiquitos y además nunca se nos ocurriría abandonar a un animalito; por otro lado no escuché ningún auto y para llegar al pueblo hay que andar mucho trecho porque estamos entre las sierras. No sé qué hacer. ¡Lógico que lo alimenté y le puse una cajita con frazaditas, pero no quiero encariñarme sin saber de dónde viene! Después de las horribles sospechas que me surgieron con el tema de Mordelo (influenciada por la hipótesis de Terry), no quiero arriesgarme y ser parte involuntaria de un plan perverso, por el solo hecho de tener la capacidad de amar y de cuidar a un animalito, que bien pudo haber sido deliberadamente abandonado.
            Marianita y sus amigas se pusieron a ver una película en casa; de pasada, yo miraba las imágenes en la pantalla del televisor y cuando la curiosidad me picó lo suficiente, ya estaba finalizando. Les pregunté qué tema trataba el film y Tamara me contestó que era sobre “Los juegos del hambre”; agregó que ella había leído el libro y le parecía más completo que la película. Me quedé pensando: ¿qué cosa tan tremenda es eso que haya juegos del hambre?, ¡suena horrible! Cuando las chicas se fueron, me acerqué a Marianita para que me explicase más; ella me dijo: “¡Mirá la peli, má, te va a despertar un poco!”. ¡La vi! Después salí a caminar por el pueblo, necesité ver la cara de mis vecinos y amigos, tocar los árboles, sentir el sol, la paz, la alegría y la libertad. Amé Tuya con más intensidad que nunca. No concibo la idea de vivir bajo las reglas espantosas que proyecta esa película. Me pregunto si algo así podría suceder realmente.
            En Tuya no hay escasez de cosas, incluso tenemos una oleaginosa y un molino harinero, pero sé que en los pueblos cercanos faltan alimentos: azúcar, harina, aceite, etc. Loly dice que está hecho a propósito para psicopatear a la gente y que entren a bajonearse de a poco. “¿Para qué?”, le pregunté y ella me dijo que considera que hay tal perversidad en los poderes, que dentro de la finalidad de un plan escogido mundialmente, cada gobernante puede jugar con su pueblo en formas caprichosas y diferentes. ¡Me resulta imposible aceptar la creencia de una cosa así! Sin embargo, poco a poco voy descubriendo que Loly sabe un montón de cosas cuyo asidero es respetable.
            Bueno, amigos, los dejo. ¿Qué sería de mí, sin Tuya, sin la gente que me rodea y sin ustedes? ¡Agradezco a la vida por todo esto!
            Les dejo un abrazo virtual, toda la luz de mi alma y el calor de mi corazón.
            ¡Hasta pronto!

            Fianza Menditelli


            PD: Estoy por salir hacia lo de Rogelio Bequer (el veterinario), voy a llevar al perrito que apareció en la puerta de casa; lo bañé y lo perfumé. Le armé un saquito con un trozo de manta polar porque no tiene casi pelo y tiembla de frío. ¡Voy en la camioneta! ¡Sí, señor, aprendí a manejar! Bueno, mucho mucho no sé, pero ya no hago papelones como al principio. En segunda y a paso de hombre, puedo saludar a todos con la mano y de paso quiero que me vean para que sepan que no soy tarada y pude aprender. Los quiero llevar, porque algunos van con chicos o cargados con bolsas, pero nadie acepta, me dicen: “¡No Fiancita, gracias! ¡Vamos acá nomás, gracias, gracias!”. ¿Qué acá nomás? ¡Si yo sé que viven por la otra punta del pueblo! ¿Tendrán miedo de que me choque algo?