domingo, 10 de mayo de 2015

Reflexión "Alea Jacta Est"

(de mi libro "Argonauta", de temas diversos)

Mentiras negras en la marea blanca; repudiables hipocresías blancas, en oscuras miserias.
Todas las palabras del mundo se estrellan burdamente en su incomprendido arcano y van a morir en su oquedad laberíntica, del tiempo de los tiempos. Duelen las estocadas de las puntas de lanzas vilmente fraguadas, cuando desgarran la piel de la memoria y atraviesan, arteras, mi conciencia.
El pantano del mal hierve de infelices criaturas; ellas se yerguen unos metros por encima de las miserias y creen estar a salvo; sin embargo, abajo están sus raíces, las que ignoran, las que desprecian y son de su misma raza. Abajo siguen siendo uno con el vituperado; junto a éste, sus raíces están ancladas en el barro podrido del que emergieron a la vida. Nadie estará limpio mientras haya multitudes feneciendo en el miasma de toda suerte de iniquidades. Desde las profundidades soslayadas en la necia indiferencia, nacen sus mentiras negras, sus maldades blancas, y de ellas se nutren sus vidas vacías, sus cuerpos profanos, sus mentes retorcidas. Ni siquiera pueden ver, porque sus ojos son ciegos, la maravilla del cielo que los cobija, ni la flor humilde que se asoma a los caminos para agradarle los sentidos. Sienten que están vivos porque respiran, pero vivir es otra cosa.
El alma: ¿Dónde está el alma de estas absurdas y maléficas caricaturas? ¿Enraizada en las preciosas vidas humanas, a las que envenenan? ¡Sepulta bajo capas de concreto, donde ha sido confinada para que no se escuchen sus gritos!
La vida física ha sido dada para experimentar el alma y viceversa; nuestra mente puede alcanzar a vislumbrar códigos celestes y nuestra alma templarnos en sucesos cotidianos. La idea sería poder sentir la fuerza emocional de las vivencias, conocer los límites y ahondar en nosotros mismos, que somos misterio; mas no es vida, ni fluir, quedarnos en la experiencia misma. Al ser arrastrados por la densidad engañosa de la experiencia, caemos en el sueño hipnótico de quien no vive más que a través de las sombras o fantasmas de su psiquis. Hasta no aprender a ser uno con la Unidad Cósmica, la separatividad creada por la mente que desoye al alma, nos arrastrará al pantano emocional, nos ceñirá el cuello hasta asfixiarnos, nos volverá avaros, miopes, perversos o simplemente humanos deshumanizados.
Hoy cruzó mi jardín interior llamado cielo, la certeza dolorosa acerca de la inmensa soledad humana de aquellos grandes que, luchando por concientizar al mundo, se han visto rodeados de muchos y por muy pocos comprendidos.
Rescatando unos puñados de seres en cada sitio del mundo, el hombre se torna cada vez más vil, impiadoso, hipócrita; va dormido, se corrompe, vende hasta a su madre. Mata, roba, viola, negocia la salud, la vida, la muerte, el sexo; genera guerras por poder, por agua, petróleo, territorios; trafica armas, órganos y sexualidad; explota absurdamente las entrañas de la tierra, la envenena, tala sus árboles, somete a los animales sin un gramo de consideración, ni pensamiento de retribución por el servicio que recibe. Los abusos no tienen límite.
El mundo es un horror y un asco. Incluso la espiritualidad es usada como medio de poder.
Entonces: ¿Todo está perdido? No. La mano piadosa que es Unidad, totalidad y es Universo, regresará los boomerang de la causa y el efecto. Sugiero que seamos más los que sumemos buena causa y a los que hacen mal, dejémoslos expuestos. Evitemos ser pancistas, arribistas, oportunistas, mediocres, cómplices…
Un hombre con ropaje raído, sus pies descalzos, su cuerpo sumido y el estómago vacío (éstos abundan) no está perdido por ello, lo está por su falta de entereza, de educación y de la clara idea de que los derechos deben ser igualitarios y por ende, a él le corresponde su parte si es que la exige como ley y no por caridad malintencionada.
Es verdad que la historia cuenta con muchísimas experiencias de muertes por poder, por silenciar verdades, etc.; ¿hace falta que aporte datos?, creo que no. Desde cada ángulo del poder y desde todos los poderes, ha habido muertes que a todos nos competen desde lo antropológico si se quiere, hasta la observación contemporánea. Obviamente que esto siempre sucedió a nivel mundial, pues se pretendió acallar en pos de intereses manipuladores y maquiavélicos, a todo aquel que, alcanzando entendimiento cierto y una notable expansión de su conciencia, pretendió dar al mundo de sí mismo, abriéndole los ojos a sus oprimidos y abusados hermanos en raza.
Hoy por hoy, todo el mundo parece levantarse en quejas, denostando los poderes y sus leyes, pero entiendo que no dicen nada y si lo hacen, no es de la forma apropiada. Desde abajo, a los equivocados solo les vemos los pies; subamos a la plataforma donde están ellos y miremos sus ojos con respeto y con educación, pero sin miedo. Nuestra identidad nacional no es salir a gritar: ¡Argentina!, ¡Argentina!, ¡Argentina!, sino más bien tratar de ser mejores cada día y de sumar a las huestes, mayor cantidad de seres despiertos y evolucionados, para derrotar pacífica pero inexorablemente, a los perversos que se abusan de nuestra ignorancia, de nuestra dignidad pisoteada, de nuestra falta de visión clara y futurista. No podemos hablar de culturización, dejando afuera la palabra más valiosa para crecer, que es educación. La educación no se adquiere o se tiene asegurada solamente yendo a escuelas, facultades o tomando estudios privados; todo eso es maravilloso, pero lo más importante es la resurrección de los valores que han pisoteado; por otro lado, si no aprendemos a oír y a pensar, seguiremos siendo discapacitados con títulos. Cubriremos las apariencias, pero ello no hará del hombre un ser de provecho y orgullo para la sociedad. Para muchos, la discapacidad tiene que ver en la mayoría de los casos con cuestiones físicas; para mí, es relativa también a cuestiones de honra y de moral, y esas son las discapacidades más peligrosas, pues tienen su raigambre incluso, en los más altos estratos del poder y de la sociedad.
Me duele la ceguera de la gente y también me apena saber a tantas almas prisioneras de las mentes retrógradas y perversas de los seres que las llevan.
Hoy he llorado por el hombre y me incluyo; cuesta mantener el equilibrio cuando el mal zamarrea al mundo y el día se hace noche sobre todo el bien que, obrando a destajo, muchos intentamos aportar.
No creo que denostar o vilipendiar a una figura o autoridad, que en definitiva nosotros mismos proclamamos, sea de utilidad al cambio, ni sea el camino en un ser evolucionado, despierto y alerta; la solución está en aprender a pensar, en ser menos sobornables, más íntegros y por sobre todas las cosas, exigir sin miedo la llave de la libertad, que se obtiene a través de la educación (no la educación que se imparte actualmente, sino la que debiera ser).
Una educación politizada, carente de valores éticos, vacía de pasión por el conocimiento y la divulgación de ellos, no puede ser llamada como tal, sino que son meramente etapas donde sistemática y execrablemente se somete a un pueblo en la ignorancia, para dominarlos. Muchos que viven estas experiencias logran pensar, inspeccionan los contenidos y razonan como se debiera, pero a causa de ser solo puñados que nos quieren alertar de nuestros derechos, humanos, universales y terrestres, pasan a ser considerados revoltosos e insurgentes, y los demás los apedreamos para que cierren la boca. Si todos pudiésemos usar nuestra razón debidamente, ellos, los que alzan la voz por todos nosotros, no deberían hacerlo a costa de su trayectoria, hablaríamos todos.
Cada uno tendrá el sayo a su medida, a eso nadie escapa; inexorablemente un día, hasta el más poderoso de los corruptos, deberá hincarse ante la Totalidad y devolver su energía.
Todo ser vivo o animado merece mi respeto; toda norma creada para mejorar nuestro desenvolvimiento en sociedad, también; toda figura o investidura que ayude a fundamentar su credibilidad para ir al frente de un pueblo, igual; solo que hasta ahora, toda ley antojadiza, arbitraria, tendenciosa y manipuladora, no me va, aunque la deba sufrir y soportar.
Aquellos seres que han llegado al poder y nos avergüenzan, se burlan del pueblo y son incapaces de mejorar, se hacen acreedores de mi estoica paciencia. Considero que he recibido la mejor educación que un humano pueda ostentar, aquella que se da en el hogar, esta mini sociedad de afectos que con tanta displicencia se ha intentado desmembrar. Sin el genuino apoyo del vínculo familiar consolidado, aislando a las personas de sus verdaderos afectos y de su raigambre de origen, y alineándolos en la era virtual y cibernética, con una formación escolar mediocre, con valores espirituales desvirtuados desde la misma cumbre representativa hasta sus raíces, el individuo es proclive a ser usado con fines de poder y nada más.
Para finalizar, nada me parece más apropiado que la sabia frase de un grande, José Larralde: “Lo dicho con la boca, hay que aguantarlo con el cuero.”
“¡Alea Jacta Est!” (La suerte está echada)

María Inés